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NB Labs: DmC Devil May Cry

Un nuevo Dante, una nueva historia, un nuevo mundo. Y un nuevo título para hacer sudar los dedos de ambas manos.

Plataformas: PC (analizada), PlayStation 3 (analizada), Xbox 360Desarrollador: Ninja TheoryDistribuidor: Capcom

Hay dos tipos de juegos que te piden patearle el trasero a todo lo que se mueva en la pantalla, esos del género bautizado como “Hack and slash”. El primero es de los que no exige esfuerzo alguno, sólo enfocarse en destruir todo y salir vivo para disfrutar la historia. El otro, en cambio, te pide presionar cada botón con cuidado, buen timing, e intentar hacer todo lo más perfecto posible. Entre medio de ambos, pero más cercano a este último extremo, podríamos ubicar a DmC: Devil May Cry.

El nuevo título de Ninja Theory no está exento de polémica. Sus antecesores nos ponían en los pies de un Dante y un universo que demostró cierto desgaste narrativo en la cuarta entrega. Ese combate apretado y el mundo que nunca se tomaba en serio las cosas dan paso a una historia con algo más de trama, lógica, y algunos leves cambios que hacen el juego más ágil, una diferencia que a muchos fanáticos al hueso no les gustó para nada. Lamentable es saber que se están perdiendo un muy buen juego de Ninja Theory por un capricho.

Al otro lado del espejo

DmC: Devil May Cry cuenta la historia de Dante, un Nephilm, o más conocido como el producto de la unión entre un demonio y un ángel. Eso es sólo la punta del iceberg que se presenta en la primera hora de juego. Dante luego se da cuenta que tiene un hermano, una memoria perdida, y que la humanidad con la que convive está esclavizada sin darse cuenta.

Está claro desde el primer minuto que DmC no intenta copiar esta realidad, sino ofrecer uno nuevo más familiar y menos inexplicable llamado Limbo City. El juego pasa de lo serio a lo ridículo y viceversa en varias ocasiones, lo que a más de alguno le molestará: ¿Trillones? ¿Los ingredientes del spray? ¿Fuck-You-Fuck-You? Y eso en sólo los primeros minutos. A pesar de lo anterior el desarrollo de la historia y los personajes son bien contados de principio a fin. Mucho más que en los anteriores juegos gracias al aceptable manejo narrativo que explica las cosas de mejor manera.

Se nota bastante la mano de Ninja Theory en las gráficas, dándole mucha actitud, lógica e imaginación a cada colorido escenario donde transcurren las misiones, algo que muchos criticaron en el anterior Devil May Cry 4. No decidieron arriesgarse con el sonido, donde esas tonadas tecno-metaleras acompañan cada batalla que Dante debe librar. Nada muy nuevo o totalmente diferente a lo que se puede esperar de la saga, salvo la historia, claro está, que le otorga algo más de alma y mayor interés desde los jugadores hacia el juego.

Mención especial para la versión de PC, que goza de 60 fotogramas por segundo si tu equipo es capaz de soportarlo. El juego no exige mucho y es la plataforma a preferir al menos que no tengas un control de consola conectado. Jugarlo con teclado y ratón es sólo para quienes gustan de la autoflagelación. El resto que tiene una consola se sentirá como en casa, siempre y cuando sean tolerantes con los leves problemas de fluidez que a veces presenta la versión de PlayStation 3.

El uso del Unreal Engine significa dos cosas: primero, el manejo de ciertos elementos como la vegetación o los efectos de luz te resultarán muy parecidos a Gears of War o Unreal Tournament 3. Cada vez que hagas un zoom para ver el escenario tendrás una especie de deja vu.

La segunda característica del motor es la demora en mostrar las texturas, algo que se nota en muchos juegos de consola. Por ejemplo, en la versión de PlayStation 3 es mucho más notorio este problema, no importando que el juego esté instalado en el disco duro. En la PC corriendo en High o Ultra no tendrás ninguno de estos problemas, de hecho se ofrece la opción de jugarlo con texturas HD.

Combos iban. Combos venían.

En la franquicia de Devil May Cry es un hecho que el enfoque no está en pasar los niveles, sino en encadenar una gran variación de golpes de forma perfecta para aumentar la califación que sacas después de cada batalla y al final de cada misión. Lo nuevo en la quinta entrega mayor son los modos Angel Mode y Devil Mode, añadidos que le dan mayor agilidad a las exigentes peleas.

Aquí me detengo un poco, porque el énfasis del juego está acá y por este lado el estudio londinense no decepciona. Cuando presionan los gatillos Dante cambia su arma por una secundaria. También cambia el desempeño del botón de disparo – que usas inicialmente para Ebony and Ivory – para atraer enemigos o ir hacia ellos. Hacer combos, variarlos y cambiar de armas con la cruzeta digital es pan comido siempre y cuando no estés presionando cosas al azar. Repetir golpes es penalizado al menos que varíes un poco, y es muy fácil pasar golpeando en el cielo donde es muy poca la resistencia de los enemigos, lo que demuestra que en sí DmC es un juego que no necesariamente va para aquél experto en este tipo de género. Hasta se puede pasar el juego sin necesariamente hacer un sólo parry.

El juego tiende a ser “justo” en su dificultad normal, y te puede otorgar por lo menos 8 horas de juego contando las muertes. El castigo por hacer mal las cosas comienza a ser mayor a medida que el nivel sube entre los 7 disponibles, algo que les gustará a quienes encuentran el nuevo Devil May Cry poco exigente. Salvo leves problemas con la cámara y el modo Devil Trigger, la jugabilidad es impecable no sólo gracias a la gran variedad de movimientos que Dante puede lograr después que asimilas cómo hacerlos en el control, sino también porque los enemigos que no están en el marco de la pantalla no se aprovechan del punto ciego para joderte la cadena.

Hablando de los enemigos, hay que admitir que muchos anuncian claramente el ataque y varias veces son víctimas de tus golpes por muy poco calculados que sean. Aunque muchos se sienten reciclados con otro color y ataques, hay uno que otro nuevo que aparece y te limita la táctica y la variación de golpes. Por una parte el número de enemigos te obliga a jugar de otra manera para limpiar la sala y avanzar al siguiente punto, pero cuando los enemigos sólo pueden ser afectados por una arma en particular es cuando mantener la fluidez pasa a ser un completo desafío; lograr una buena variación de golpes sin recibir uno por decidir mal o no estar atento es otro cuento. Como sea, el juego promueve el presionar los botones de forma limpia y no jugar a lo que salga.

Respecto a lo anterior, las peleas se pueden hacer algo repetitivas cuando el juego decide hacerte la vida algo más imposible con enemigos más exigentes. Por ejemplo, cuando me encontré con las Arpías, la mejor opción para despacharlas rápido era repetir el enganche, hacer un combo, pegarles con un arma pesada (Devil Mode), enganchar hacia la siguiente, repetir. Y saqué inexplicablemente SS después de terminar con ellas.

No todo es patear traseros en DmC: Devil May Cry. Hay algunos puzzles que no requieren trabajo mental excesivo, y secciones de plataformas que se pasan sin esfuerzo alguno al menos que quieras estar pendiente de las almas atrapadas o las diferentes llaves que abren puertas secretas. Estas te ofrecen la posibilidad de ganar un desafío, como eliminar un número de enemigos dentro un minuto, y ofrecer mejoras en la Vida y Devil Trigger. Lamentablemente, para sacarlas todas, es necesario una obligatoria segunda pasada al juego entero.

La idea del progreso está relativamente bien hecha; DmC te da suficiente tiempo para familiarizarte con cada arma y mecánica antes de presentarte una nueva para variar los combos o más enemigos. Los orbs blancos que colecciones de cada opositor te sirven para desbloquear nuevos movimientos de las armas que tienes, y los escasos rojos permiten la compra de valiosos items que te pueden ayudar en el peor de los momentos, como el clásico Orb de Oro para revivir justo cuando se te acabó todo recurso.

Por el lado de la jugabilidad el título está bien pensado y bien armado. La primera vuelta será un paseo en el parque para quienes llevan años sacando SSS en Devil May Cry 4 – yo era de los que sacaba B a duras penas – pero la segunda y tercera es seguramente el desafío que la gente con historial anda buscando. Más aún si quieren comparar los puntajes con sus amigos en línea o pasar el modo Son of Sparta con olas de enemigos diferentes.

Permiso, tengo demonios que cortar por la mitad

El nuevo DmC: Devil May Cry es un muy buen juego, y es un refresco bienvenido a una serie que se sentía en declive. Jugadores nuevos no se sentirán presionados de forma injustificada para golpear y sacar puntuaciones perfectas, mientras que quienes son muy buenos con los dedos encontrarán su salsa en los niveles más difíciles. Para ambos hay una historia bien contada con uno que otro punto conflictivo, que al igual al juego en sí, no es cercano a la perfección pero que tiene mucha actitud y da la impresión de ser algo bien armado.

Lo imperdible:
– Excelente diseño de niveles y dirección artística
– Aún mantiene la actitud de la franquicia a pesar de ser diferente
– Ni tan difícil para un experto, ni tan fácil para el novato.
– Jugabilidad impecable y fácil de entender
– Una historia con personajes más trabajados

Lo impresentable
– El cuento de Limbo City nunca decide convertirse en algo ridículo o serio
– Puzzles exigen nula sinapsis
– Plataformas son un mero trámite
– Es obligatorio una segunda pasada para mejorar las armas y coleccionar todo
– Batallas con enemigos exigentes pueden transformarse en una repetición  de combos

¿Qué es ésto?

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