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NB Opinión: ¿Qué significa la quiebra de Atari?

La vieja Atari definitivamente ya no es lo que era.

El reciente anuncio de la quiebra de Atari no es que tome a mucha gente por sorpresa ni nada por el estilo. Probablemente la firma no ha tenido fracasos sonados como otras compañías que se han acogido a la ley de bancarrotas de Estados Unidos, pero sí lleva un buen tiempo en lugares secundarios y terciarios, lejos de lo que significó el nombre de Atari hace 30 atrás.

Y es que definitivamente “la vieja Atari ya no es lo que era”. En su momento, la firma no solo fue productora de marcas tan ilustres como Pac Man, Pong, o Centipede, sino también se dedicaron a crear hardware y con eso tuvieron bastante éxito gracias a las varias diferentes encarnaciones de sus plataformas que brillaron desde fines de los 70 en adelante.

No es ningún misterio que la situación hoy en día es muy distinta, y si algo bien ha hecho Atari es precisamente haber seguido sacando réditos de aquellos nombres, en vez de mantenerse en vigencia con productos nuevos. Ya no es la gran compañía relevante de otras épocas; ese lugar está reservado hoy en día para Nintendo, Microsoft, Sony, EA, y otras muchas que han crecido de la mano con la industria y se han sabido adaptar a los nuevos tiempos.

La cuestión es que, para una generación de jugadores que rodeamos los 30 años, Atari tiene mucho de nostalgia. Es imposible no recordar las famosas tardes de Atari con Montezuma’s Revenge, Pitfall, Dig Dug, Pole Position, Donkey Kong Jr, y un puñado de títulos que, aún dentro de su simpleza, daban para horas y horas de juego.

Volviendo al análisis más duro, la bancarrota de Atari es algo complejo desde todo punto de vista, en línea con su historia durante los últimos 20 años y donde Atari ha pasado por una buena cantidad de dueños, desde Hasbro hasta Infogrames. Las quiebras en Estados Unidos generalmente son bastante particulares y no siempre significan la disolución del organismo en cuestión, sino más bien una forma de “pedir perdón” por la pésima gestión. De paso, también otorgan un marco legal óptimo para intentar recaudar dinero y sanear los libros de finanzas en general, a través de una serie de mecanismos y opciones que los nuevos administradores tendrán que analizar. Uno de esas opciones es deshacerse de sus nombres, catálogo, y hasta el propio logotipo.

Pero resulta muy difícil ver un futuro donde Atari no sea la dueña de nombres como Asteroid o Pong, marcas que han estado asociadas toda la vida a Atari, por lo que crear una “disociación” parece prácticamente imposible. Más importante aún, ¿cuánto puede valer Atari sin Pong? ¿Hasta qué punto es viable para Atari recaudar dinero por la venta de sus nombres más emblemáticos, si eso significa quedarse sin la chance de capitalizar -y seguir capitalizando- esos nombres en el futuro?

Algunos rumores hablan de que Atari pretende utilizar la bancarrota para separarse de su compañía madre (Atari S.A., antes conocida como Infogrames), y convertirse en una empresa más pequeña que pueda desarrollarse en el ámbito de los móviles y la distribución digital, además de licenciar sus marcas y productos. Por ahora, a la luz de los hechos, parece lo más lógico y el camino acertado a seguir una vez que se termine el período de cuatro meses del plan de rescate.

La pregunta queda sobre la mesa: ¿Qué debe hacer Atari? ¿Intentar reinventarse, o deshacerse de todo, emprender la retirada y vivir -ahora sí- en el recuerdo como una de las marcas más icónicas de la industria?

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