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NB Labs: Dead Space 3

Hay sorpresas, pero no sustos. Visceral Games da otra vez el palo en el gato, en el mismo lugar… ¿pero hasta qué nivel la tercera es mejor que el resto?

Plataformas: PC (analizada), PlayStation 3 (analizada), Xbox 360Desarrollador: Visceral GamesDistribuidor: Electronic Arts

Visceral Games o Electronic Arts, cualquiera de los dos, parece que no quiere salir de los cánones instaurados los dos anteriores juegos de Dead Space. El tercer título es como esa tercera llegada de los traviesos primos lejanos que les gusta armar alboroto. La primera vez te sorprendieron todo el tiempo y te dejaron el corazón hecho mierda. En la segunda ya tuviste corazonadas de lo que podría suceder, pero igual logran anticiparse algunas veces. La tercera, en cambio, es leer un libro que no cambia mucho… salvo que te sientes más en control de la situación que antes.

Y eso es precisamente lo que pasa con Dead Space 3

La idea que vende Dead Space 3 es provocarte sustos, desesperación y pesadillas mientras intentas librar una batalla contra necromorfos, que al igual que las veces anteriores, son débiles en sus extremidades. La fórmula no varía en demasía, no más allá de lo visto en Dead Space 2, salvo algunas nuevas adiciones. Puesto de otra manera, nada que reinvente la rueda y haga ver a Dead Space 3 como otro juego. Algo que, precisamente, es el punto de inflexión y la gran crítica que rodea esta obra.

La minúscula interfaz, los numerosos espacios oscuros, la estupenda cámara y el lúgubre aspecto sonoro y visual siguen allí, ejecutados por el equipo artístico de Visceral Games como si su vida dependiera de ello. Créditos especiales a quienes se dieron el trabajo de mostrar espaciales escenarios que dan gusto mirar y explorar, aún cuando a simple vista no parezcan tener nada interesante. De eso se encargará el robot saqueador que encontrarás niveles en posteriores para que encuentre los recursos que necesitas. Nada que haga ver a Dead Space 3 como otro juego, nuevamente.

Ya con varias horas encima notarás que el diseño de niveles representa un punto en contra y a favor en esta nueva aventura de Dead Space 3. Por una parte siguen siendo lúgubres escenarios que a pesar de mantenerse a oscuras son un aporte artístico sobre las dos entregas anteriores, pero en sí el guión se puede apreciar fácilmente al ver cómo se compone: los tubos de estasis e inflamables, los sistemas de ventilación estratégicamente puestos, etcétera. Sentir la desesperación y la tensión es algo normal, pero no tanto como antes, y eso transforma a Dead Space 3 en una galería de tiro a oscuras en vez de una lucha latido a latido por la sobrevivencia en un ambiente muchas veces hostil. El juego ya no se anticipa al jugador, el jugador se anticipa al juego, y eso como regla principal de un survival-horror se rompe como tal defensa de tesis sin el alumno.

Visualmente el juego cumple, y es un gran caso que los jugadores de PC verán los píxeles de las paredes y otras texturas al acercarse demasiado a ellas. Hay que decir que le juego se ve bien y muy fluido en PC, y en consolas no hay relentización alguna que valga la pena contar. Todo lo contrario, el juego se ve prácticamente igual en las tres plataformas, aunque se extraña de sobremanera alguna mejora sustancial en la plataforma popular a estas alturas de la vida. El sonido es tema aparte.

Si bien el sonido es un gran e importante recurso, usado de forma sabia en Dead Space 3 para denotar la tensión del momento, el aspecto técnico bota por la borda todo intento de lograr una buena atmósfera. El audio posicional de muchos efectos sonoros de gran volumen se sienten literalmente en la cara, haciendo difícil de identificar de dónde provienen; si son detrás de una pared, de lejos, de cerca, o muy atrás. Entiendo que Visceral Games intenta ocultar precisamente eso, la localización, para evitar hacer el juego fácil, pero no sentir la reverberancia de un grito tras la puerta es rayar lo flojo. Si quieren un contraste bien marcado, el aspecto sonoro de Battlefield 3 está a años de lo que ofrece el plástico y más reciente Dead Space 3.

Ir al punto C para ir al punto B, para ir al punto A.

Un apartado que parecía gran acierto en Dead Space 2 y especialmente el primero es algo que se manifiesta en contra de Dead Space 3: la historia. La llegada al planeta helado representa una travesía bajo varios litros de agua, a tal punto levantar poco interés de lo tan difuso que se torna a lo largo de las aproximadamente 20 horas de juego, dependiendo qué tan tarado o práh seas con el control en tus manos. A tus compañeros no los ves mucho como para interesarte realmente. Mientras los necromorfos vienen y van, algunos clásicos y otros nuevos, te preguntarás qué estás haciendo a medio camino y notarás lo desviado que estás de los asuntos importantes. Hay que admitir que Isaac Clarke se desarrolla algo mejor, pero lentamente la narrativa pierde peso y provoca que te pierdas en lo que está sucediendo gracias al gran número de sucesos terciarios en Dead Space 3 y que no aportan a la línea principal.

Si alguien pasa el décimo capítulo y se siente aún con ganas de seguir, no se sorprenda. Disparar contra cada extremidad de cada necromorfo sigue siendo divertido, y no querrás para nada perderte más de ellos en los siguientes niveles, pero nótese: puede hacerse repetitivo. No es novedad que se sienta un gran cansancio de hacer a cada rato lo mismo. Depende de la persona, la verdad, sentir lo repetitivo cuando tienes a la gente jugando un título de deportes anual todos los años, pero la advertencia está hecha. Nadie se ha cansado de respirar el mismo aire toda su vida, dijo alguien por ahí.

La creación de armas añade medio peldaño de estrategia para convertirse en alguien preparado para lo peor, especialmente cuando dos o tres necros se juntan y no te dejan pasar. La inclusión de microtransacciones es algo de aceptar o rechazar por el jugador: algunos sentirán como ultraje el vender cheats, y otros agradecerán la posibilidad de no gastar más tiempo – comprensible cuando la narrativa se alarga tanto. Independientemente de lo anterior, USD$5 por varios paquetes, sin contar aquellos de recursos fácilmente encontrables en el juego, suena carísimo como para reparar el agravio argumentativo. Lo anterior deja la pregunta: ¿Es justo pagar dinero por una falta que comete el juego que ya cuesta precio completo? Cualquier persona con dos dedos de frente diría NO y optaría por hacer el truco del Capítulo 8.

Volviendo al tema de entretenimiento, junto a las incansables batallas que libra Clarke hay muchos y varuadis puzzles que nuestro personaje debe cumplir para seguir. Merecen uno que otro aplauso para Visceral por encontrar siempre nuevas formas de hacernos desesperar con el control en la mano. Nada se siente necesariamente reciclado – salvo algunos momentos casi calcados de anteriores entregas – como para botar el control, ni mucho menos difíciles como para romperlos en el camino al suelo. Salvo cuando Dead Space 3 le da por hacerte las cosas algo más complicadas de lo que deberían ser por ninguna razón, como lanzándote 100 necromorfos encima esperando que salgas vivo o que en el segundo intento te lo tomes más tranquilo.

Hay que decir que el cooperativo es una genial extensión a la acción, y quizás el más fuerte. Obviamente estar acompañado de forma virtual apaña levemente el casi inexistente parque de sustos que Dead Space 3 propone. Cuando esto sucede la obra de Electronic Arts se convierte en un altamente entretenido engranaje para divertir a dos personas frente a oleadas de seres raros esperando entregar un decente botín, y le quita a cada uno el peso de sentirte sobrepasado en número y potencia de fuego. Este tipo de característica demuestra que la campaña individual – por si no lo notaron aún – añade pocas cosas importantes para lograr el punch necesario para dejarte arañando el techo. Incluso hay diálogos entre Isaac y Carver que en solitario no se escuchan para nada, lo que seguro hará este modo un paseo obligatorio de muchos dado que ambos se desarrollan mucho mejor como personajes, muy por sobre el resto. No tanto como para rellenar el hueco narrativo.

Hay que sacarse la escarcha

Cuando te pones a jugar Dead Space 3 pensando que es un survival horror te sentirás muy equivocado. Bueno, al menos que sea primera vez que lo vayas a jugar. Esto es un juego de horror y acción, donde disparar a un necromorfo es divertido siempre y cuando ignores la larga trama, tengas un compañero al otro lado de la Internet, y no esperes salir asustado. El árbol tiene nuevas hojas, pero las ramas y el tronco siguen siendo iguales a tal punto de no causar gran sorpresa, ni ganas de vomitar al ver las múltiples muertes que puede sufrir Isaac o lo grotesco que se pone el juego en varios parajes. Para qué hablar del muchas veces recurrente y evidente déjà vu.

Dead Space 3 no es un mal juego, pero tampoco una experiencia que haga claro manifiesto de lo que prometió con dos juegos anteriores: sustos, tensión, situaciones apretadas, sorpresas y un buen ritmo narrativo. No es muy bueno que, después de esas dos entregas muy buenas, la tercera se sienta con una calidad menor y sólo salve en accesorios.

Lo imperdible

– Muchas cuotas de acción y necromorfos
– Creativo sistema de Creación de Armas
– Dirección artística y escenográfica
– Cooperativo es un paseo obligatorio

Lo impresentable

– Narrativa con serios problemas de ritmo
– Aspectos técnicos mejorables, especialmente el auditivo
– Microtransacciones fallan más que acertar
– ¿Sustos? Inexistentes
– Podrían haberle sacado más jugo al PC

¿Qué significa ésto?

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