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Senado chileno aprueba moción que obliga advertir sobre juegos violentos

Detalles, multas y más en la siguiente nota.

El pasado 30 de julio el Senado chileno aprobó el proyecto que busca advertir el nivel de violencia en los videojuegos. Esto referido a sus carátulas, a la regulación de venta y arriendo de los mismos y la exigencia de control parental.

El proyecto fue aprobado por 25 votos a favor y una abstención. Algunos parlamentarios como Eugenio Tuma, Hosaín Sabag y Alejandro García Huidobro mencionaron que la moción asegura que los menores no estén expuestos a violencia y contenidos no acordes a su edad. El proyecto en particular modifica la ley del consumidor obligando a los fabricantes de videojuegos a explicitar claramente el nivel de violencia presente en el juego, esto en al menos en el 25% de sus envases y por ambas caras. En palabras del senador Tuma:

Estamos frente a un avance de lo que es la protección del conocimiento de videojuegos de alta violencia en niños que reúnen o no las condiciones de criterio formado… y los que no rotulen serán sancionados con 50 UTM (USD $4000 aproximadamente) y se faculta al juez para aplicar el doble de la multa en caso de reincidencia.

Los gestores del proyecto señalan que no desean censurar sino que buscan imitar lo que sucede con los organismos de calificación en otros países, como sucede en Estados Unidos con la ESRB y en Europa con la PEGI. Entre otros detalles, el proyecto consta de los siguientes puntos:

– Los fabricantes o importadores de videojuegos deberán colocar en los envases en que comercialicen dichos productos leyendas que señalen claramente el nivel de violencia contenida.

– Asimismo, sólo podrán vender y arrendar videojuegos que fueren calificados como juego con contenido “sólo para mayores de 18 años”, a quienes acrediten cumplir con tal requisito, debiendo exigir en cada venta o arriendo la cédula de identidad respectiva.

– Todo envase o envoltura que contenga un videojuego deberá contener en forma clara y precisa la advertencia sobre los grados de violencia y valor educativo presentes.

– Se clasificarán en aptos para “mayores de 3 años”, “mayores de 7 años”, “mayores de 12 años”, “mayores de 16 años” y “mayores de 18 años”.

– La advertencia deberá ocupar, a lo menos, el 25% del espacio de ambas caras del envase o envoltorio del videojuego respectivo.

He comentado ampliamente en esta tribuna mi postura respecto a este tema y a pesar que estoy de acuerdo con sus objetivos, encuentro que es un proyecto pobre, carente de norte, contexto y conocimiento del medio. Me explico: en caso de no contar con una clara rotulación desde el extranjero, la clasificación de los videojuegos será realizada por Consejo de Calificación Cinematográfica, un organismo que actúa en lo referido a cine y películas. Quienes jugamos videojuegos bien sabemos que hay una clara diferencia entre un medio pasivo como el cine y uno interactivo como los videojuegos, así que no contar con un comité especializado ya es un punto en contra.

Aún peor me parecen las justificaciones de senadores como Alejandro García Huidobro:

El proyecto busca evitar que los niños y jóvenes jueguen con videojuegos violentos, pues ya que se ha comprobado que provocan más niveles de violencia…es el camino correcto para tener niños más sanos que no tengan la imagen de violencia permanente.

La sanidad parte por casa, por contar con padres informados y preocupados de qué ven y juegan sus hijos y perdónenme, pero a estas alturas del partido considero que es más violento ver un noticiario que un montón de pixeles, pero eso no se clasifica ni pasa por un comité. Muchos videojuegos son adquiridos por los padres, por mayores de edad quienes no tienen idea (o peor, no les interesa) el qué juegan sus hijos… y de los estudios concluyentes que menciona el senador, que conveniente que no cuenten con fecha, fuente, firma, de dónde salieron o quién los realizó. Finalmente, buscan imitar a organismos internacionales cuando ninguno de ellos invade un 25% de la carátula o más, tal como si se tratase de algo que efectivamente se ha comprobado dañino como el consumo de tabaco o igualándolo con lo que sucede con las revistas pornográficas.

Este proyecto está considerado para una época que ya no es más, donde realmente los padres no tenían cómo saber qué juegan sus hijos, un mundo en que los arriendo sí eran una práctica habitual. Sin una campaña de información ni de apoyo a través de una web de consulta (tal como la ESRB, que fue creada entre legisladores y el mundo de los desarrolladores y creadores de videojuegos), esto parece más una caza de brujas que acusa la falta de investigación, seriedad y contexto en un proyecto que insisto, es bien intencionado, pero parece ignorar lo que realmente importa: educar e informar de verdad.

La falta de comunicación entre padres e hijos, la preocupación real sobre qué juegan y la educación sobre las diferencias entre videojuegos y realidad parten por casa, no se arreglan mágicamente con un proyecto de ley que dice “década de los 90” por todos lados. Ni hablar de la nula mención de la distribución digital, de los juegos para móviles y otros factores que son actuales e importantes.

Aún queda que pase por la Cámara de Diputados pero ya veo que finalmente será una ley, otra más como parece ya hay varias en mi país: hechas carentes de contexto y de mayor sentido común, de conocimiento real del tema a legislar y concebida por gente que en el fondo no sabe muy bien de lo que está hablando.

PD: Me quedó dando vueltas lo referido al control parental. La ley intenta obligar a implementar algo que las consolas ya traen. Si los padres no los usan, no les interesa leer el manual o no saben cómo utilizar, es otra cosa.

Link: Fabricantes de videojuegos estarán obligados a poner en los envases leyendas que señalen su nivel de violencia (Senado.cl)

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