Niubie Labs

Bravely Default [NB Labs]

La vigencia de los JRPG.

Plataforma: Nintendo 3DSDesarrollador: Silicon StudioDistribuidor: Square Enix

Entender conceptualmente lo que es Bravely Default es demasiado sencillo para todos quienes jugaron a los RPG más clásicos de la “era antigua” de Square Enix. Dicho de otra forma, aún cuando Bravely Default es sucesor espiritual de un juego de NDS, el origen de sus cimientos va más hacia atrás. Hasta la era SNES, ni más ni menos.

Porque Bravely Default es, a la larga, un RPG japonés como los clásicos, pero con varios aspectos revitalizados y sacudidos. Quien quiera vender hoy un juego de hace dos décadas sabe que una pequeña actualización es necesaria, pero de tal forma que no altere el espíritu original de la obra. En el caso de Bravely Default, ese espíritu es el de los Final Fantasy de la era 16-bit.

Y es que a todas luces, Bravely Default no busca ser más que un RPG convencional, siempre en el mejor sentido de la palabra. Con un buen diseño, con una buena ejecución, con una buena implementación en general de todas sus mecánicas, pero convencional al fin y al cabo. Porque lo que probablemente sea más atractivo del proyecto de Square Enix y Silicon Studio no va en el núcleo mismo, sino en la forma en que ese núcleo se moldea y que puede dar pie a una bestia bien diferente, dependiendo de lo que el jugador busque o quiera.

Dentro de todo, lo más llamativo está en el sistema de combate que a su vez le da el nombre al juego. El esquema por turnos no se deja de lado, pero sí se modifica un poco con la inclusión de las opciones Brave y Default. Al escoger Brave, se pueden encadenar hasta cuatro acciones consecutivas de cualquier tipo, con la penalización de quedarse unos cuantos turnos sin hacer nada. Por el contrario, Default significa ponerse en guardia, aumentar levemente la defensa y dejar pasar ese turno, acumulando un turno extra para más adelante.

La sola existencia de este esquema ya le da un estilo bien diferente a lo acostumbrado en los RPG por turnos. Con enemigos débiles o de un nivel similar, esto significa básicamente peleas sin sobresalto alguno más que la correcta elección de los movimientos a ejecutar. Por contrapartida, un mal cálculo a la hora de sumar el daño al rival abre las puertas para el contraataque enemigo y sin posibilidad alguna de defensa, y eso sin mencionar que los enemigos también pueden usar Brave y Default a discreción (aunque definitivamente es poco frecuente).

Aún con Brave y Default, el juego no cambia a acción instantánea ni nada por el estilo. Quienes no gustan de los turnos no esperen una revolución tan grande en el combate, como otros juegos lo han intentado antes con mayor y menor éxito. Lo que sí es indudable es que las peleas en Bravely Default requieren de algo más de atención, sin ser completamente dinámicas. De hecho, y gracias a su opciones de configuración, hasta es posible dejar todo en automático y dejar que el juego haga el trabajo sin mayor interacción del jugador, algo que se vuelve especialmente útil a la hora del grindeo.

Las mencionadas opciones de configuración de Bravely Default son una muestra del esfuerzo de sus creadores por sellar un juego no tan restrictivo en cuanto a la dedicación del jugador. Como en todo buen RPG, será necesario grindear y pasar unas cuantas horas en batallas solo con el fin de subir de nivel, o de otra forma la progresión en la historia se hace imposible. La clave está en la flexibilidad: además de “guardar” los comandos de acción de los personajes para repetir la misma rutina en cada batalla, está la posibilidad de aumentar la velocidad de las mini-cinemáticas de cada pelea. Por si eso fuera poco, se puede ajustar la frecuencia de los encuentros en los calabozos y el mundo abierto y conseguir subir de nivel invirtiendo poco tiempo y poca atención a lo que sucede en las pantallitas de la consola.

A lo largo de la aventura, los elementos más característicos de un RPG se hacen siempre presente; en mayor o menor cantidad, pero siempre ahí, casi como una lista de checkboxes. ¿Calabozos? Sí, y no pocos. ¿Jefes, sub-jefes? Sí. ¿Misiones secundarias? Una buena cantidad, algunas más interesantes que otras. ¿Un mapa semi-abierto para recorrer? También. ¿Especializaciones y diferentes clases para el equipo? Aquí reciben el nombre de trabajos y serán conocidos para quienes jugaron Heroes of Light. ¿Diálogos a veces interminables, otras veces medio insípidos, y giros de guión inesperados? No podían faltar, para regocijo de los fanáticos del género.

Ciertamente, Bravely Default no es un juego perfecto ni nada parecido. La campaña es bastante larga, pero hacia el final hay ciertas secciones que definitivamente rompen el ritmo; sirven como buena excusa para aumentar las horas de juego, pero la repetición de escenarios siempre se mirará con recelo. Por su lado, el guión está bien armado y siempre va generando una interrogante tras otra como forma de mantener el interés arriba, pero de la misma forma mantiene esos rasgos de la narrativa japonesa que muchas veces dan vuelta en temas que no aportan demasiado al marco global del juego.

Pero con más altos que bajos, Bravely Default es un excelente RPG, digno de destacar como uno de los mejores que actualmente tiene la 3DS (y por que no, también del resto de plataformas). El Silicon Studio consiguió darle al juego esa “aura” que hizo tan especial a sus antecesores hace décadas, un mérito no menor tomando en cuenta lo que es el género hoy; el juego se siente fiel a su herencia más clásica, y a la vez lo suficientemente fresco y vigente aún en épocas donde los RPG de Square Enix no siempre dan la talla. Que lo diga el más reciente Final Fantasy.

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