El proyecto de construcción de un nuevo centro de datos de Google en Chile ha sido detenido por la Justicia chilena debido a preocupaciones sobre su impacto climático. Aunque Google había recibido la aprobación para establecer este centro de datos en Cerrillos, Santiago, con una inversión prevista de 200 millones de euros, un tribunal chileno ha dictaminado que el proyecto no puede continuar en su forma actual.
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La principal preocupación es el enorme consumo de agua que implicaría el funcionamiento del centro de datos. Google estimaba que necesitaría utilizar 7,6 millones de litros de agua potable al día para refrigerar sus servidores.
Sin embargo, en un contexto de sequía que ha afectado a Chile durante los últimos 15 años y ha llevado a racionamientos de agua por parte del Gobierno, esta cantidad de agua resultaba excesiva y poco sostenible.
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El tribunal chileno ha ordenado a Google que considere los efectos del cambio climático en la evaluación del componente hídrico del proyecto y que explore alternativas de refrigeración que no dependan tanto del agua.
Google propuso cambios, pero...
Aunque Google propuso cambiar el sistema de refrigeración por uno basado en aire, que consumiría más energía pero menos agua, el tribunal no ha aceptado esta propuesta como suficiente para aprobar el proyecto.
Este revés legal es el último episodio en una serie de obstáculos que Google ha enfrentado en su intento de establecer el centro de datos en Chile.
A pesar de que la agencia ambiental SEA concedió la aprobación ambiental en 2020, el municipio de Cerrillos presentó una reclamación que fue parcialmente aceptada. Ahora, el tribunal ambiental chileno ha dictaminado que se requieren más cambios antes de que el proyecto pueda avanzar.
El caso del nuevo centro de datos de Google en Chile destaca la creciente preocupación sobre el consumo de recursos naturales y la sostenibilidad ambiental en proyectos de tecnología, especialmente en un contexto de cambio climático global.
Aunque los centros de datos son cruciales para el funcionamiento de la infraestructura digital, su enorme consumo energético y, en este caso particular, el uso intensivo de agua, plantean desafíos importantes que deben abordarse de manera responsable y sostenible.