Especiales

NB Labs: Sine Mora

Digital Reality y Grasshopper Manufacture firman un shooter como hace años no se veía.

Plataformas: Xbox 360 (Xbox Live Arcade)Desarrollador: Digital Reality, Grasshopper ManufactureDistribuidor: Microsoft StudiosPrecio: 1200 MS Points (USD $15)

PUBLICIDAD

El género de shoot’em up es uno de los que con el paso de los años ha perdido mucha relevancia, al punto de que los lanzamientos a día de hoy se pueden contabilizar con una mano. Desde Japón siguen saliendo productos que de alguna forma son la última llama que niega a apagarse, por eso sorprende que lo nuevo y más destacado después de bastantes años no sea un esfuerzo meramente japonés, sino una producción conjunta entre Grasshopper Manufacture -el estudio de Suda 51- y los húngaros de Digital Reality.

Sine Mora es un shooter en 2.5D y con desplazamiento lateral y automático, muy en la vena del clásico y mítico R-Type. Como buen juego del estilo, las continuaciones y las vidas son limitadas, los enemigos van soltando mejoras para las armas a medida que van explotando, y la dificultad está bastante bien balanceada al punto de que el reto es exigente aún en su nivel más básico. Sin embargo, tiene una mecánica muy especial que cambia las cosas y que le otorga bastante profundidad al conjunto: el tiempo.

En Sine Mora siempre se va corriendo contra el reloj, y el daño que recibe la nave simplemente descuenta segundos en el contador; llevar ese contador a cero es perder automáticamente, y al eliminar enemigos se van sumando segundos al reloj. Esto que parece tan simple en el papel obliga a que el jugador no se la pase solo esquivando enemigos sino que hay que ser tremendamente efectivo en los disparos, al punto de que a veces se puede llegar a morir no porque no se pudieron esquivar balas, sino que porque falto eliminar una nave más.

La mecánica del tiempo da para bastante juego. Es frecuente, sobre todo en los niveles más avanzados, encontrarse en situaciones extremas donde el reloj no pasa de los 5 segundos (y contando hacia atrás), lo que no hace más que obligar al jugador a ser tremendamente hábil y prácticamente encadenar jugadas perfectas, metiendo disparos y tiros letales a la vez que esquivando la lluvia de balas que rodea la pantalla; no eliminar a un rival o comerse un mísero disparo significan la muerte. Por otra parte, existe la habilidad de “manipular el tiempo”, que en realidad no es otra cosa que ralentizar el avance del reloj y el movimiento de los enemigos y balas en pantalla, pero no el de la nave propia; algo así como un bullet time levemente tuneado. Esta habilidad, eso si, no es sempiterna, ya que está a merced de cierto medidor que se va consumiendo, con lo que lo ideal es reservar su uso hasta situaciones casi extremas que siempre son cuando el reloj llega casi a cero.

Es brutalmente satisfactorio salir airoso de una situación incómoda, porque siempre todo se resuelve con pura habilidad. Al terminar cada nivel, se despliega una tabla de resultados y se otorga una calificación en base al rendimiento, sumando el tiempo restante al terminar el nivel, la efectividad -dominar el balance entre pocos disparos y disparos certeros es un arte-, las vidas perdidas, y etcétera. Curiosamente, aún en su nivel de dificultad más sencillo la exigencia no deja de ser importante, y sin llegar a frustrar se siente que la curva de aprendizaje puede ser algo dificililla para los menos avezados en el género.

Sine Mora tiene una historia que es bastante extraña, lo mismo que el universo y el diseño visual bien cercano al steam-punk (o algo por el estilo), y con personajes antropomórficos que parecen sacados de una versión de Star Fox para adultos. Visualmente el juego brilla, primero, porque la suavidad y la estabilidad de movimiento del juego son constantes y mantiene los 60 cuadros por segundo en todo momento, aún cuando los enemigos son gigantes y los disparos son verdaderas coreografías de partículas de colores que llenan la pantalla. Aunque como casi en todos sus símiles, en ocasiones es difícil no perder la noción de la posición de la nave en la pantalla, algo hiper esencial a la hora de enfrentarse a situaciones ultra exigentes con la visión periférica del jugador.

Por otro lado, el diseño de los niveles es bien interesante, aún cuando muchas veces se sienten algo cortos; están divididos por zonas (1.A, 1.B, y así), e invariablemente se rematan con jefes finales que llaman bastante la atención por su diseño y por el formato en general de las batallas. Cada jefe consta de varias fases, a medida que se le van destruyendo partes, y la estrategia siempre va variando, con lo que se llega a situaciones que tienen mucho de ensayo y error, hasta memorizar la secuencia correcta y meter los disparos precisos. Y siempre ese reloj constante que apura las situaciones y que obliga a no detenerse mucho a pensar, sino que todos los análisis y la “observación” en general tienen que hacerse al vuelo.

En cuanto a modos de juego, Sine Mora no se queda atrás. El principal es el modo de historia, que va desarrollando el argumento a medida que pasan los niveles y que tiene una buena duración en general, aún cuando probablemente nadie pase de las cinco horas. Luego está el modo arcade, que es básicamente una variación del principal, sin las cinemáticas pero con su dificultad aumentada y con la posibilidad de elegir los personajes a utilizar y las variaciones de armas de la nave, todo en pos de mejorar tiempos y puntajes. Y finalmente, hay un modo de enfrentamiento contra los jefes, que se van desbloqueando a medida que se avanza en la historia principal.

Sine Mora es un título dedicado principalmente a los fanáticos de los disparos al estilo clásico. La mecánica del tiempo y la forma en que esta afecta al comportamiento de todo el juego es un golpe completamente ganador, y más lo es pensando en que aquí no hay ni tutoriales antibobos ni ayudas que se sienten exageradas; la dificultad no es sintética y la curva de aprendizaje está perfectamente balanceada. Los creadores del juego parecen entender al dedillo de lo que se trata el género y su popularidad anterior, y apelan a la modernización de conceptos súper simples pero que no por eso van a estar ligados siempre a limitaciones propias de la época en que el género brilló con luz propia.

Por contraparte, es indudable que la inclusión de algún modo multijugador hubiera aumentado mucho el valor del juego; de la misma forma, se siente difícil que los que no sean fanáticos o cercanos al género vayan a sentirse completamente atraídos. Fuera de eso, Sine Mora es casi como una oda a la habilidad, en un envoltorio super cuidado y refinado que los aficionados a las naves y los disparos no pueden perderse de ninguna manera.

Lo imperdible:

– La mecánica del tiempo
– El diseño de los jefes
– Todo el envoltorio brilla a gran nivel

Lo impresentable:

– Se echa de menos un modo multijugador

¿Qué significa esto?

 

Tags

Lo Último