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A primera vista: Soul Sacrifice

Los sacrificios serán necesarios para progresar en el nuevo mundo creado por Keiji Inafune.

El espacio de Sony reservado para la prensa en el E3 era básicamente un pasillo lleno de estaciones de PlayStation 3, y otras tantas de PlayStation Vita. Por algún motivo, las Vita no recibían mucha mayor atención por parte de la prensa excepto donde estaba All-Stars Battle Royale, y gracias a eso pude llegar tranquilamente al lugar preparado para Soul Sacrifice, el nuevo juego de Keiji Inafune.

Y ciertamente es un título muy particular, que se enmarca dentro del género de RPG de acción, aunque con ciertos detalles que lo sacan un poco de lo más común. Uno de esos detalles será el hecho de poder sacrificar hasta partes del cuerpo para poder obtener mejores armas de ataque, pero la demostración del E3 estaba limitada a las mecánicas de combate, ya sea frente a enemigos normales y a un jefe.

Lo primero que hice en Soul Sacrifice fue abrir un libro de magias y seleccionar las seis habilidades que querría utilizar en combate. Cada habilidad se asigna a un botón, y se puede alternar entre grupos de tres diferentes magias con R1; la mecánica de utilización es bastante sencilla, y siempre queda un botón libre para ejecutar los ataques normales a espadazo limpio.

Durante mi partida siempre tuve la compañía de otro personaje controlado por la IA, que en teoría debería ser algo así como un ayudante pero al final siempre fui yo el que terminó eliminando a los enemigos. Y aquí viene lo interesante, ya que al morir cada enemigo aparece un mensaje bien llamativo que da a elegir entre salvar el alma del moribundo, o sacrificarlo. Las decisiones van a ser parte importante en el juego, y esto queda claro cuando la recompensa por una u otra acción varía: salvar un enemigo regala ítems, sacrificarlo devuelve materiales.

Avanzado un rato, llegó el enfrentamiento con el jefe, y aquí sí necesité hacer uso de las habilidades especiales, aunque en realidad la mayor parte del tiempo estuve convirtiéndome en una bola gigante tratando de embestir al jefe antes de que este lo hiciera. De nuevo, el personaje controlado por la IA ayudaba un poco moviéndose por el escenario y distrayendo al enemigo, aunque su efectividad con los golpes era bastante escasa. Después de morir un par de veces, finalmente logré derrotar al jefe y de nuevo me tuve que enfrentar a la crucial decisión: o salvarlo o sacrificar su alma. Supongo que si lo hubiera sacrificado el premio hubiera sido bastante interesante, aunque tuve corazón de abuelita con la historia que me contó y finalmente lo dejé vivir.

Visualmente el juego es bastante llamativo, especialmente por tratarse de una portátil, aun cuando en su parte artística el juego no escapa a lo que podríamos esperar de un RPG de acción ambientado en un universo fantástico. Si bien algunas cosas podrían incluso caer dentro de lo génerico (hablando específicamente de los gráficos), me quedó en todo momento la sensación de que Infafune y su equipo están apostando por la jugabilidad antes que todo, y tratándose del género perfectamente se pueden hacer algunas concesiones. Igualmente, la persona de Sony que me escoltó a través de la sesión, mencionó varias veces que el multijugador (no me quedó muy claro si cooperativo o competitivo) será parte muy importante dentro de la experiencia del juego.

Soul Sacrifice parece estar hecho pensando en abarcar el nicho de los RPG de acción que tan buenos resultados han dado en sobremesa, y no puedo evitar pensar que Sony no quiere repetir el tremendo error que fue Demon’s Souls y por eso finalmente el juego va a llegar a todo el mundo. Al menos, lo poco que pude probar me dejó bastantes buenas sensaciones, aunque era de esperar considerando al hombre detrás del juego.

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