Opinión

¿Cómo evitar que la Ley de videojuegos violentos en Chile termine muerta? [NB Opinión]

Hasta ahora, todas las propuestas de los impulsores del proyecto de ley carecen de la fundamentación correcta y adecuada.

Hace algunos días, la cámara de diputados de Chile rechazó la aprobación de un proyecto de ley que busca regular la información sobre el contenido de los videojuegos a la venta en el país. El tema tiene larga data y lo hemos tratado antes, por lo que no tiene mucho sentido explayarse más allá de comentar que varios diputados apuntaron a algunos vacíos presentados en el proyecto (descargas digitales o la sensatez de regular algo que, ¡oh sorpresa!, ya está regulado). Finalmente, faltó un voto para la aprobación de la nueva ley, por lo que ahora pasó a comisión mixta de diputados y senadores, y si de esa comisión no sale humo blanco el asunto se retrasará por un buen tiempo más.

Muchas voces se han alzado rechazando el proyecto de legislación, básicamente por problemas de forma y de fondo. La mayoría de los interesados (y esto nos incluye como prensa y jugadores) concuerda en que sería ideal tanto regular la venta de productos como educar a quienes compran (y también venden, que todos sabemos que hay vendedores bien poco escrupulosos que solo tienen interés en llevarse su comisión), pero hasta ahora casi todo son quejas y no mucho más.

En vista de lo anterior, honorables senadores y diputados de la República, me permito aquí redactar una pequeña lista de cuatro ideas que podrían revisarse en la comisión mixta al momento discutir el proyecto de ley (con todo respeto). Por supuesto que nada es perfecto y con toda seguridad se omiten varios detalles y puntos importantes que, con la debida investigación y profundización, saldrán rápidamente a la luz; sin embargo, como base para iniciar la discusión de la cámara mixta ya sería más apropiado que el mamarracho original llamado “proyecto de ley”.

1. Actualizar contexto del proyecto

El proyecto de ley consta de bases demasiado anticuadas, y para establecer su necesidad como ley utiliza a su favor ejemplos de hace una década atrás (Resident Evil 4, por mencionar uno solo). La industria se ha actualizado, el mercado se ha modernizado. Cualquier legislación que se diga seria no puede omitir los estándares establecidos durante los últimos ocho años.

Algunos de los diputados que participaron e intervinieron en la discusión de hace unos días parecían haber estudiado el tema y en base a eso hicieron apreciaciones muy interesantes; sin embargo la mayoría parecía no tener idea de lo que estaba hablando. La cantidad de imprecisiones en las que cayeron los congresistas deja claro que no hay un conocimiento real del tema en el que se están metiendo, por lo que se hace necesario admitir que se necesita intervención de terceros para que las medidas propuestas tengan un mínimo de efectividad (y sentido común).

2. Crear equipo asesor

Seguramente a la hora de regular sobre temas médicos, los congresistas consultan con expertos. ¿Por qué aquí debería ser diferente? Más importante aún, en Chile no es que falten entendidos sobre la materia. Hay desarrolladores que se codean con la élite mundial y tienen experiencia con títulos de ventas masivas. Buena parte de la prensa no es gente preocupada de que le vayan a arruinar la portada de un juego o que no puedan comprar su ración de GTA o Call of Duty; muchos somos adultos que rodeamos la treintena de edad y que tenemos real interés en que el mercado se mueva en base a estándares de países desarrollados, porque saldremos ganando todos. Y eso sin contar que desde hace unos años las compañías distribuidoras más grandes del mundo tienen presencia oficial en el país, por lo que hacer caso omiso de su opinión sería ridículo.

Si bien la última palabra la tendrán los congresistas de la comisión mixta, cualquier decisión debe tomarse en base a una investigación compuesta por un equipo multidisciplinario y competente que debe ser capaz de detectar y atacar los principales problemas y vacíos del proyecto de ley. Algo que hasta ahora no se ha hecho, y en caso contrario, ha sido de la peor forma posible.

3. Homologar sistema de calificación ESRB o PEGI

Son loables las intenciones de los congresistas impulsores del proyecto por proteger la mente de los niños y que estos no salgan a crear desorden por las calles, algo nunca jamás visto en Chile. Sin embargo, la propuesta parece omitir el hecho de que las calificaciones y recomendaciones ya existen desde hace dos décadas, y fueron creadas no por diputados y senadores en una sala, sino por organismos nacidos específicamente para este fin, como la ESRB. Y ya si no les gusta porque igual en EE.UU. hay muchas matanzas, también el europeo PEGI sirve como modelo.

No se puede pretender que el consejo calificador cinematográfico sirva como curador del contenido simplemente porque “los juegos se parecen a las películas”. Lo ideal en este caso sería homologar el sistema de calificación que ya se ha probado que funciona. Cualquier regulación diferente a las actuales solo terminaría creando problemas, y más todavía considerando que los videojuegos no se venden en volúmenes similares al de los cigarrillos, por usar un ejemplo parecido.

De paso, este método aquí propuesto abarcaría a los juegos en formato digital, uno de los grandes vacíos del proyecto de ley original.

4. Crear organismo regulador y establecer sus funciones

Junto con homologar el sistema de calificación, es obligatorio crear un organismo tipo ESRB o PEGI que se dedique a trabajar con todo lo relativo a la ley, y eso incluye fiscalización sobre el cumplimiento de la misma.

La fuerza pública tienen labores más importantes que vigilar que las tiendas cumplan con la ley y que las tiendas no le vendan Manhunt a un infante. El PEGI o ESRB criollo debe tener autoridad para velar por el cumplimiento de la regulación y también tener la capacidad para establecer multas y que estas se paguen como corresponde. Si el servicio de salud vigila con relativo éxito que nadie fume en un espacio cerrado, perfectamente podría hacerse lo mismo en este caso.

El organismo también debería ser el encargado de instruir en los alcances de la legislación a todo aquel que venda o quiera vender videojuegos o consolas en el país. Por otra parte, la educación sobre el tema debería expandirse más allá de un vendedor en una tienda explicándole a un papá que un juego es demasiado violento. Los congresistas argumentan que lo que los niños aprenden con los juegos en la TV se extiende también a los colegios, por lo que no sería inviable aprovechar los centros educativos para instruir padres e hijos; hoy en día parece una necesidad, dada la abismal ignorancia existente entre muchos padres que compran juegos solo porque los retoños se los piden.

Link: Cámara de Diputados Televisión – Sesión 71° ordinaria, en lunes 9 de septiembre de 2013

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