Algunos actos de bondad terminan convirtiéndose en regalos entrañables, anécdotas que sabrán los nietos y a veces, mucho, bastante más dinero del que cualquiera esperaría. Esa es la lección que nos deja la curiosa historia de Steve Jobs y la iPad que le regaló a un dentista.
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En una de las historias más curiosas que nos hemos topado en fechas recientes, una iPad virtualmente nueva, firmada de puño y letra por el co-fundador de Apple, acaba de ser subastada por una cantidad impresionante de dinero.
Sin embargo, lo que más nos ha impactado es el contexto en el que surgió este artículo de culto y colección. Ya que nos representa una curiosa y entrañable oportunidad de conocer un lado humano y atento de Steve Jobs.
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En fechas recientes hemos visto cómo se ha disparado un furor permanente por piezas de la historia de Apple que se han terminado siendo vendidos en subastas por una cantidad ridícula de dinero.
Detectamos que hay una particular fijación por el iPhone de primera generación sellado en su caja original. Pero en este caso la puja estelar de una casa de subastas terminó siendo algo que marcó el propio genio con una historia única en su clase detrás de su existencia.
Cómo Steve Jobs terminó regalando una iPad autografiada a un dentista
De acuerdo con una publicación de la casa de subastas RR Auctions, Steve Jobs envió esta iPad como regalo a un dentista en Hawaii hace 13 años.
En aquel entonces el dentista, Frank H. Sayre, trató a Steve Jobs de forma gratuita “en algún momento de la primavera de 2010″, cuando Jobs y su esposa Laurene Powell Jobs estaban de visita en la paradisiaca isla.
Todo había sido por intercesión de un tercero que terminó conectando al cofundador de Apple con el médico, quien acudió a una cita al lugar de Jobs para tratarlo.
Steve habría manifestado su intención de pagar el tratamiento médico y la consulta, sobre todo porque se trató de algo no programado, una urgencia no prevista, pero Sayre se negó a recibir dinero:
“Explicamos que teníamos la política de nunca cobrar a los visitantes fuera de la ciudad por ningún tratamiento de emergencia. Eran nuestros ‘Pacientes Aloha’”.
Cuando Jobs presionó, Sayre le habló de una subasta silenciosa para recaudar fondos para la comunidad y le pidió una iPad autografiada. Ese fue el acuerdo pero no pudo ser concretado.
Más tarde, a finales de ese año la asistente administrativa de Jobs, LaNita Burkhead, terminó enviando al doctor como un regalo personal la tablet autografiada que vemos en la foto.
Al momento de iniciar la puja se estimaba que el dispositivo podría venderse por encima de los USD $10.000, un monto superior a los USD $729 que costaba originalmente al salir al mercado.
Pero cualquier cálculo se quedó corto, ya que al final se terminó vendiendo por USD $40.000. Lo que representa prácticamente 55 veces su valor original.