Hay que reconocerle algo a Nintendo: lograron dar un golpe sobre la mesa en su presentación definitiva de la Wii U. Y lo que termina haciendo toda la situación más jocosa aún, es que el revuelo armado a lo largo y ancho de la red no es ni por su nuevo servicio de televisión, por las especificaciones de la consola, o por su precio.
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Es por el megatón que significa lanzar Bayonetta 2 en exclusiva.
Bayonetta, el primero, es el juego que redefinió y evolucionó el sistema de combate de los hack ‘n slash como género. El título de Kamiya prácticamente no tiene parangón entre sus pares, y solo el Devil May Cry original (obra también de Kamiya) y los Ninja Gaiden firmados por Itagaki están al mismo nivel. El resto, mira de lejos. El asunto es que Bayonetta no fue que haya roto listas de ventas ni nada por el estilo, y el millón de copias vendidas tiene mucho que ver con que a los pocos meses de salido a la venta ya se encontraba a precio de saldo.
Y por ese triste hecho (muy triste dada su calidad), la secuela de Bayonetta quedó bien enterrada y cancelada hace rato. Sega decidió que el juego no iba más, porque en sus reestructuración no tenían cabida algunos juegos cuyas ventas no justificaban mantener las franquicias con vida.
Lo que hay detrás del resurgimiento de Bayonetta 2 ya estaba bastante claro desde el anuncio de ayer, y las palabras oficiales de Platinum Games al respecto no hacen más que confirmarlo. Nintendo puso dinero sobre la mesa para revivir la franquicia y publicarla con su etiqueta a cambio de quedarse con una exclusiva que quizás no vaya a vender muchas consolas, pero sirve para engrosar de buena forma el catálogo y seguramente no faltarán los que compren una Wii U solo por ella. Pese a que no pasó el corte de Sega, Bayonetta es un juego que caló hondo en mucha gente, de ahí su status casi de culto.
Respondiendo a la pregunta del título de esta columna, hay un mensaje muy claro de Nintendo hacia los fanáticos que le hicieron la vista gorda a Wii en la -ahora sí se puede decir con propiedad- generación pasada. Bayonetta es definitivamente un juego de esos hardcore, uno con mecánicas duras y que para disfrutarlo a concho primero hay que pasar por su capa audiovisual cargada de clichés, parodias, fan service, y mucho de cultura japonesa. Iwata, Reggie y compañía están prácticamente diciéndole a los jugadores más tradicionales que quieren recuperarlos. Por algo, Call of Duty va tener por vez primera una entrega en condiciones en la consola de Nintendo, y no un port desabrido como en otros años.
No se entiende entonces la reacción tan airada de los fanáticos, que durante el día de ayer inundaron los foros con arrebatos y pataletas, incluso dedicándole epítetos de gruesa calaña al propio Hideki Kamiya en su cuenta de Twitter. Esos mismos fanáticos reclamaron toda la generación pasada porque en la Wii salían puras casualadas y juegos infantiles, y ahora que se anuncia un juego del lado contrario del espectro, le reclaman a Nintendo por el robo de franquicias y acusan a Platinum Games de ser vendidos. Oh, la ironía.
Una consideración final. Si no fuera por la billetera de Iwata y compañía, Bayonetta seguiría en el baúl de los recuerdos. Una franquicia de tal calibre siempre va a ser mejor que esté viva, aunque sea en la consola “del enemigo”. A ver si empezamos a crecer un poquito.
